Respaldo para crecer

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Ante la escasez de financiamiento, las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) son un instrumento que acerca a las pymes al crédito. Cómo aprovechar este traje financiero a medida y el testimonio de las empresas que ya lo implementaron.

Si tiene una pyme y una de sus dificultades pasa por el financiamiento, no hay recetas mágicas pero sí alternativas que pueden allanar el camino. Una de ellas son las SGR, sociedades cuyo fin es facilitar a las pequeñas y medianas empresas el acceso al crédito a través del otorgamiento de garantías para el cumplimiento de sus obligaciones. En lo que va del año, más de 15.000 pymes se financiaron a través de ellas, según el ministerio de Industria, y cada vez son más las que adoptan la herramienta.
«Las pymes sufren una fuerte discriminación para acceder al crédito, y no solo acá. Con las garantías, obtienen financiamiento acorde a su giro de negocio, cuyo pago no les roba los resultados ni les resta competitividad. Por el contrario, un sistema de garantías extendido mejora el rendimiento de las pymes, aumenta su profesionalidad y les permite crecer a mejor ritmo. Y un entramado pyme fuerte genera mejor empleo e inclusión social», sostiene Leonardo Rial, presidente de Garantizar, la primera SGR en operar en el país.
En la ciudad bonaerense Carlos Casares, hace nueve años, Patricia Ravazzoli y Gerardo Cueto empezaron a dar los primeros pasos con la empresa de transporte El Corral al recibir un viejo camión en parte de pago de una casa. En 2008, cuando decidieron cambiarlo por otro más nuevo, lo pagaron con un crédito respaldado por la SGR Los Grobo, el grupo para el que Gerardo trabaja desde hace dos décadas, como encargado del campo El Viejo Adolfo. La pyme fue creciendo de a poco y hoy tienen tres camiones, todos adquiridos de la misma manera. Ahora, además, están comprando -con un crédito de u$s 75.000- un terreno y un galpón donde guardar las unidades.
«Es el cuarto crédito que tomamos. Jamás podríamos haber comprado un camión sin la SGR, ya que con las ganancias que nos quedan ningún banco nos aprueba un crédito», cuenta Ravazzoli, quien en todos los casos pidió préstamos al banco Supervielle por el total del valor de la unidad (un usado sale unos $ 180.000), a tasas que rondan el 15%. La firma, socia fundadora de SGR Los Grobo, transporta fertilizantes y semillas, tiene tres choferes y es conducida por Patricia y su hijo Gerardo.
Desde Los Grobo SGR, Andrea Grobocopatel analiza el sistema: «Siempre pensamos que, para crecer, necesitamos también que crezca nuestro entorno. Es importante alinear intereses, es decir, pensar en los accionistas pero también en los gerentes y equipos que trabajan en nuestras empresas, en los proveedores, clientes y en las comunidades donde operamos. Nuestras cadenas de valor están conformadas en general por pymes, fundamentalmente del agro, y tienen muchas necesidades; entre ellas, el acceso al crédito», sostiene. La SGR nació, con ese fin, en 2004. «Las pymes no pueden tener un gerente financiero y sentimos que cubrimos ese rol, ya que los asesoramos, si es necesario, en la elaboración de sus planes de negocios y los ayudamos a evaluar cuál institución financiera le conviene de acuerdo a su proyecto», agrega Grobocopatel. Los Grobo SGR asistió a más de 600 pymes, otorgando avales por$ 930 millones. Estiman llegar a los $ 330 millones este año y superar las 800 pymes, en 2013. Además, comenzaron a avalar microcréditos, para empresas con acotadas necesidades de financiamiento, de $ 10.000 promedio.

Más y mejores negocios

La SGR es una herramienta fundamental para el crecimiento, en la medida que da la posibilidad de acceder tanto a financiamiento bancario como a través de las bolsas de comercio. Esto último, con instrumentos como cheques de pago diferido, fideicomisos financieros u obligaciones negociables.
El sistema está regulado por el Ministerio de Industria. En los primeros cinco meses del año, se realizaron 27.108 operaciones, entre las que se destacan las de crédito, por $ 1.139 millones, según datos de la cartera. El año pasado se llegó al récord, con 64.515 garantías otorgadas ($ 3.080 millones).
Hoy hay 21 SGR en funcionamiento, que tienen a disposición más de $ 4.000 millones para el otorgamiento de garantías. Más de 15.000 pymes fueron asistidas y el Fondo de Riesgo total es de $ 1.156 millones.
El sistema fue creado en 1995 y en los últimos años, ganó nuevo dinamismo. «Hay básicamente tres tipos de garantías: financieras (expresadas en operaciones de crédito bancario y de la Bolsa de Comercio), comerciales (ante proveedores estratégicos o anticipo de clientes) y las técnicas (cumplimiento de contratos, no muy desarrolladas). El fuerte está en las garantías financieras y algunas pocas SGR hacemos comerciales», analiza Guillermo Assuma, presidente de Afianzar SGR.
Como parte de su rol, las SGR miran más allá de la cuestión financiera. «No sólo lo económico financiero es analizado en profundidad; hacemos un análisis para orientar el proyecto de inversión hacia un beneficio mayor. Además, conocemos a muchas empresas del sector y podemos aportarle la experiencia de otras pymes», cuenta el directivo de Afianzar que maneja 1.058 pymes y un fondo de $ 16 millones.
Walter Urtizberea es socio gerente de la empresa de transporte que lleva el nombre de su padre, Héctor Urtizberea, y que traslada leche a granel entre plantas, para La Serenísima. A través de Mastellone (socio fundador de Afianzar, en 2000) se enteraron, a fines de los ’90, de la existencia de las SGR. Y así fue que gestionaron con ella la compra de un camión que rondaba los u$s/$ 70.000. «Repetimos varias veces la modalidad, siempre con camiones. Son inversiones grandes y con el respaldo de la SGR uno se siente más seguro. Además, la operación es más directa”, cuenta el joven que está al frente de la empresa de Trenque Lauquen, que hoy tiene 25 empleados y 18 camiones. Las comisiones que abonó son de alrededor de 1,5% y las tasas a las que tomaron los créditos van de 14 a 22%.

Costo-beneficio

Mario Elkouss es presidente de Digicard, una pyme que desarrolla e implementa soluciones de software y hardware para el control de acceso y presentismo. Su empresa, fundada en 1984, estuvo entre los primeros 100 socios de Garantizar SGR: «Entendíamos que es una forma interesante de acceder al crédito», cuenta. Así, accedieron a diferentes productos y desde hace tres o cuatro años operan en la Bolsa de Comercio. «Lo que más estamos usando hoy es el descuento de cheques de terceros y algunos propios. Nos admiten cheques hasta a un año, a una tasa de 15%. El plazo es, para nosotros, la gran ventaja», cuenta el empresario. La compañía tiene más de 40 empleados y factura unos $ 10 millones.
De a poco, pymes de todos los sectores y regiones empiezan a usar la herramienta. En San Carlos Sud, Santa Fe, la fábrica de quesos Frutos del Campo tiene siete empleados y elabora entre 6.000 y 7.000 litros de leche por día, con los que produce alrededor de 1.000 kg de quesos (cremoso, cuartirolo apto para celíacos, barra y están en etapa de desarrollo del port salut). El año pasado, obtuvo un préstamo de Fonapyme por $ 300.000, para ampliar la planta, comprar un equipo pasteurizador y reemplazar las tinas queseras. De esta forma, podrá fabricar también quesos duros y aumentar 50% la producción. Para garantizar la operatoria, debieron recurrir a una SGR. «A fin de año, esperamos tener todo en marcha, ya recibimos el 85% de los fondos. La SGR es una herramienta fundamental para acceder a préstamos accesibles», cuenta Daniel Imsand, presidente de la firma fundada hace ocho años y que hoy factura unos $ 400.000 mensuales.

Horizonte garantizado

«Hemos recorrido un muy buen camino. Sin embargo, la herramienta aún es poco conocida y extendida. Hoy, afortunadamente, existe una creciente oferta crediticia dirigida al sector productivo», dice Rial desde Garantizar, la SGR que, al cierre del año pasado, representaba algo más del 30% de las garantías emitidas, y el 55% del riesgo vivo del sistema.Tiene un Fondo de Riesgo de $ 342 millones, 232 socios protectores y 5.700 pymes (socios partícipes). El 85% de las garantías son financieras (certificados que avalan operaciones bancarias) y algo más del 10% son avales a la negociación de cheques de pago diferido en la Bolsa. «También en las garantías financieras predomina el apoyo al capital de trabajo, pero cada vez son más numerosos los proyectos de inversión. Nuestros avales abren las puertas a financiamiento de largo plazo, en particular de la banca pública», dice Rial.
Asumma coincide en que el sistema está todavía en una fase inicial. «Tendríamos que trabajar en todas las necesidades de las pymes y pensar en otros instrumentos como los pagarés bursátiles que pueden tener una cláusula de ajuste. Hay que desarrollar productos a medida de la pyme», evalúa.

Fuente: Cronista.com

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